Durante el Puente de Todos los Santos de 2021, maté una mañana visitando más pueblos de mi querida Sierra Norte de Madrid.
En esta ocasión me acerqué a Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, un único municipio formado por estas tres localidades.
El primer lugar que visité fue Sieteiglesias, atraído por su necrópolis medieval. Dió la casualidad que era Halloween, pero creo que no tuvo nada que ver en mi decisión. Aparte de la necrópolis, hice una muy cortita y sencilla ruta de senderismo hasta su bonito puente romano:
Índice
Sieteiglesias
El propio topónimo del pueblo nos revela el carácter sagrado de su origen, que está directamente relacionado con los hallazgos arqueológicos más antiguos del término municipal, la Necrópolis Medieval, fechada en torno a los S. X y XI, sin haber hallado un asentamiento poblacional que se le corresponda.
A partir de este siglo Sieteiglesias quedó unida a la Tierra de Buitrago. Apenas se tiene conocimiento de sus comienzos, salvo que fue onganizándose en torno a un sistema feudal, y que es en los S. XVI y XVII cuando se produce un notable crecimiento económico y poblacional. El S. XVIII marcará el inicio de la decadencia que le conducirá a una pérdida notable de población, quedándose en 1970 con tan sólo 70 hablantes. Actualmente y gracias al fenómeno neo-rural y al turismo se está recuperando considerablemente
Ruta urbana, Necrópolis Medieval y Puente Romano (Sieteiglesias)
4 KM | 1 H | Muy Baja | 50 M. | Todas | No | Sí | No |
Potro de Herrar
En el casco urbano de Sieteiglesias existen tres potros de herrar. en muy buen estado de conservación y utilizados hasta hace apenas unas décadas:
Iglesia de San Pedro
Esta iglesia se ubica sobre un impresionante roquedal, lo que acentúa su majestuoso porte. Data del S. XVII, aunque hay estudios que apuntan a que fue erigida sobre una edificación anterior. La Guerra Civil le ocasionó graves daños, por lo que tuvo que ser reconstruida:
La iglesia es de mampostería. Lon sillares para reforzar algunos de sus elementos y presenta unas líneas arquitectónicas sobrias y sencillas:
Tiene una sola nave rectangular, con un arco triunfal que marca el comienzo del presbiterio que está elevado respecto a la nave y con un coro a los pies, El pórtico de acceso –con dos columnas clásicas— y la sacristía se adosan al muro de la epístola:
Desde el roquedal sobre el que se levanta la iglesia, merece la pena echar la vista atrás y obtener unas bonitas vistas de la sierra:
Necrópolis Medieval
Es uno de los yacimientos arqueológicos medievales más importantes (y desconocidos) de la Comunidad de Madrid. En la Necrópolis se distinguen dos tipos de tumbas: tumbas antropomorfas, excavadas en la roca y tumbas de cista (lajas de piedra).
Se puede visitar con guía turístico, concertando la visita con la oficina de turismo, pero durante mi visita tenían otro evento y no pudo ser. No hubo problema, porque los sábados y domingos, puedes pedir la llave del recinto en el Bar El Serón, que se encuentra a muy pocos metros. El precio es de 1 euro, pides las llaves en la barra, y las devuelves tras la visita. La entrada está al lado de la Iglesia de San Pedro:
Aunque en origen los primeros cristianos comenzaron enterrándose en el interior de las iglesias, poco a poco se van formando espacios exteriores a éstas como áreas cementeriales.
En el caso presente, y como fue habitual durante la Alta y la Plena Edad Media, se aprovechó un gran roquedal para practicar directamente en él las sepulturas. Estas necrópolis reciben el nombre de rupestres, aunque aquí en Sieteiglesias se realizaron también tumbas construidas con lajas, práctica ésta que se encuentra también en siglos anteriores:
No se conoce aún el poblado asociado a este cementerio, ya que los restos arqueológicos de habitación documentados en las excavaciones son posteriores, del S. XVII.
No obstante, las gentes que aqui se enterraron serían grupos procedentes de Sepúlveda (Segovia), que comienzan a situarse en las tierras de Buitrago, a partir del momento en que el control islámico de la zona se pierde tras la caída de Toledo en 1085.
Su base económica seria fundamentalmente la ganadería, aprovechando la riqueza de estas tierras en prados y el camino histórico del rio Jarama como vía ganadera:
El rito de enterramiento consistía en el lavado o ungimiento del cuerpo, envoltura en sábana de lino y colocación dentro de la fosa, bien directamente o bien en caja de madera. La tumba se sellaría mediante lajas horizontales apoyadas en las laterales. Se han encontrado escasos elementos de ajuar, sólo elementos cerámicos toscos:
TUMBAS RUPESTRES
Se han identificado en esta necrópolis numerosas tumbas excavadas en la roca. Estas sepulturas se denominan comúnmente como de tipo «bañera«, por su forma de fosa ovalada y también como tumbas olerdolanas, nombre derivado de la localidad de Olérdola, situada en la comarca del Alto Penedés, donde son muy numerosas.
Aunque a veces aparecen aisladas, es frecuente encontrar varias tumbas reunidas en un espacio, lo que se relaciona con su utilización por parte de grupos familiares:
La forma general de las tumbas varía desde las que muestran lados paralelos y extremos redondeados hasta las de tendencia trapezoidal con la cabecera más ancha. En algunos casos presentan incluso forma antropomorfa, con espacio bien marcado para la cabeza y los hombros del difunto. Se documentan también entalles o rebajes laterales destinados a alojar las tapas de las sepulturas, formada por lajas de piedra horizontales de gran tamaño.
La mayor parte de las sepulturas de esta necrópolis presentan una orientación que refleja las tradiciones cristianas de la época, con la cabecera dispuesta hacia el oeste y los pies hacia al este, buscando el carácter simbólico del sol naciente.
Existen, no obstante, ejemplos de excepciones a la regla general, presentando alguna tumba una orientación este-oeste, lo que podría explicarse como un castigo al difunto. No faltan tampoco las sepulturas con cierta desviación para adaptarse a las características del roquedal que les sirve de soporte:
Las intervenciones arqueológicas en la necrópolis se iniciaron en el año 2001 y los trabajos se han prolongado a lo largo de varias campañas hasta alcanzar los objetivos previstos: la obtención de un conocimiento preciso del yacimiento y la adopción de las medidas necesarias para la protección y acondicionamiento del lugar, para su puesta en valor dentro del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid:
TUMBAS EN CISTA
En esta necrópolis se han documentado hasta la fecha un total de 147 tumbas de diversa tipología. Las excavadas en la roca ocupan la parte superior y las rampas del afloramiento rocoso, mientras que las de cista se sitúan en las partes bajas, donde el terreno es poco consistente. En éstas últimas, la tumba se sellaría mediante lajas horizontales, apoyadas en los laterales.
A pesar del alto número de tumbas estudiadas, apenas se han descubierto restos óseos, debido en gran medida a la acidez del granito. Soln escasos también los elementos pertenecientes al ajuar mortuorio.
Es posible que en la necrópolis se practicase algún tipo de actividad ritual, lo que explicaría la presencia de ciertas oquedades documentadas junto a las estructuras funerarias:
Ruta al Puente Romano
Callejeando por el pueblo, enseguida se llega a un área recreativa con algunas mesas de picnic y desde aquí parte una corta ruta para alcanzar el puente romano:
En realidad se va por un senderito que va paralelo a muy pocos metros de la carretera (pero mucho más seguro) que al principio va por la parte derecha, pero que luego hay que cruzar la carretera y se va por la izquierda hasta alcanzar el puente.
Des el área recreativa hasta el puente la distancia es de 1’5 km y unos 20′ de trayecto.
Mucho ojo al cruzar, aunque hay buena visibilidad en ambos sentidos y no es demasiado ancha la carretera, pero pueden ir rápido los coches:
Por el camino se obtienen buenas vistas de la sierra, y se aprecia una cantera:
También se pasa al lado de alguna finca privada, donde me encontré un par de simpáticos burritos:
Puente Romano
Popularmente conocido con puente romano, en realidad esta construcción no es de aquella época, sino posterior. En concreto, fue erigido en la Edad Media, sobre el arroyo Jóbalo, en el camino que unía el antiguo municipio de Sieteiglesias con El Berrueco.
De hecho, el puente servía como división territorial entre ambas localidades, y en una de las piedras todavía es visible la cruz tallada que marca exactamente dicha separación. Formaba parte de la vía romana que unía el valle del Jarama con Sepúlveda, y alcanza su mayor importancia en época medieval:
Según diversos autores, fue el único puente de piedra en el medievo para el acceso a la meseta Norte, por lo que era un punto estratégico, tanto militar como comercial.
El puente es robusto, de piedra, presenta un solo ojo con arco de medio punto y está ubicado en un entorno muy valioso, donde el agua y la vegetación de ribera son protagonistas.
Ha sido restaurado en 2016 por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, dentro de su Plan de Actuación sobre Puentes Históricos:
Espero que os haya gustado esta entrada sobre este interesante y desconocido pueblo de la Sierra Norte de Madrid.
La mañana me cundió bastante porque tras la visita a Sieteiglesias, me acerqué en coche a los otros dos pueblos que conforman el término municipal: Las Navas de Buitrago y Lozoyuela, de los que os hablaré en una próxima entrada.